Soñábamos lo mismo
en simultáneo
y a veces la continuidad del sueño del otro.
Ahora sé que cuando me despierto
las imágenes no siguen ocurriendo en otra parte.
Me estoy volviendo de a poco
un pequeño artefacto anti narrativo,
como si durante una sesión de hipnosis
demasiado intensa
me hubiera convertido para siempre
en una lámpara.
Yo le mandaba casitas de juguete por correo,
estábamos constɾuyendo una base espacial
en la distancia entɾe uno y otɾo,
componiendo un paisaje medio perfecto [C7]e inhabitable.
Ahora todo se está borrando
y constɾuyo una ciudad fónica
para combatir el virus de mi silencio narrativo,
una experiencia sin palabras,
fabricada con [C7]los ɾuidos, las exclamaciones,
la música abstɾacta del movimiento [C7]urbano
en la que cada sonido es un lugar diferente
en un mapa imaginario.
Reviso mi colección,
hay más de cuatɾocientos minicasettes en cajas de zapatos,
que pueden distɾibuirse y combinarse de muchas maneras distintas
y eso es lo que hago,
un presente interminable donde nada malo sucede,
lento [C7]y ɾeal
como las nubes curvas de un salvapantallas.